miércoles, 25 de julio de 2018

Desde la ventana


Desde la ventana
de la memoria,
la poca
que me dejaron,
sobrevuelan
los pensamientos
en forma
de cuervos
Y reniego
del statu quo
y de las lágrimas
en alerta.
Las sombras
quieren tomar cuerpos
y el sol
tarda demasiado
en aclarar
la noche
que se avecina…

martes, 24 de julio de 2018

La figurita difícil




Volví de Rusia desanimada, esto de simular un viaje que no realicé me recuerda al tiempo en que viajé a otros mundiales sin siquiera mover un dedo. Claro que vino a mi memoria México e incluso el Mundial en Estados Unidos.
En aquellos tiempos los goles eran enormes y colectivos y aunque la zurda la ponía Diego Maradona, yo sentía que estaba allí.
Mi padre decía que  no se puede ser arte y parte, yo le discutía que Maradona era ambas cosas, que mirase bien los goles y que algunos eran pura poesía.
Obviamente que tanto él como mis hermanos desestimaban mi postura por esto de no darle la razón a una niña.  La respuesta era “Marianita vos tenés pajaritos en la cabeza”. Hubiese querido desasnarlos y decirles que cada gol del 10 era un poema, y que los que hacen poesía siempre tienen pájaros en sus testas, pero prefería callarme.
De todas maneras, el Colo y Juan Cruz, mis vecinos de la cuadra, pensaban como yo. Diego llevaba arte  en los músculos de sus piernas capaces de doblegar a la cancha misma hasta hacerla a imagen y semejanza de la redonda. Todos lo sabíamos.
El caso es que ya  pasaron más de treinta años, y aún nos reunimos en mi casa para “El día del amigo”. El tema principal fue el Mundial de Rusia, hablamos de los croatas, los franceses, los rusos y hasta de la frustración que teníamos por no haber ido más lejos con nuestra selección.  Terminada la cena y como quien no quiere la cosa el  Colo y Juan Cruz extendieron sobre la mesa del comedor un álbum de figuritas y con la excusa de completarlo para los pibes del barrio, me dijeron “Marianita, falta la más difícil, a ver si te ponés las pilas y la conseguís”. Siempre tuve una gran energía, no necesito ponerme pila, pero sabía que conseguir la figurita de “La pulga” era casi como remontar un barrilete sin cola. Me dijeron que habían leído por internet  que en la esquina de Belgrano y 9 de Julio se reunirían el día jueves algunos pibes, para intercambiar figuritas. Sonreí. Ellos siguen pensando que soy la cómplice niña que ayuda a conseguir sus sueños, y yo no tenía ganas de discutir acerca de su visión de las cosas.
Aquella tarde que mi memoria recuerda, hacía tanto frío que mis manos dentro de los bolsillos de la campera permanecían tiesas a la espera de un poco de sangre que me recordase la calidez de la vida. Pero pactos son pactos, yo había prometido ir a esa esquina para el intercambio y si tenía un poco de suerte volver con la figurita de Messi, la difícil, la distinta, la escondida, la misteriosa. Yo llevaba una pila de más de treinta figuritas, entre ellas la de Ronaldo y Mbappé.
A unos diez metros de distancia vi la ronda de pibes, me acerqué. Me miraron con desconfianza, una mujer grande en esas cosas de niños despierta al menos un poco de curiosidad. Saqué mis manos de los bolsillos y les hice ver mi pila de figuritas, para luego preguntar si alguno tenía la de Messi. Uno de ellos alzó la mano y mirándome a los ojos me dijo “ Yo la tengo, pero la mía vale mucho, vale como 100 pesos” Me quedé descolocada por un instante, recordé a mi viejo, al potrero, a mi primer picadito entre nenas y varones y al valor que cada uno le da a las cosas. Así que le respondí “Lo admirás a Messi no?” El nene me miró con entusiasmo, y lleno de admiración respondió“ Es el mejor”. Claro, le dije, y agregué “ Yo conocí al mejor de la historia, al D10S” el pibe agrandó sus ojos hasta parecer del tamaño de dos botones gigantes. “En serio lo conoció a Maradona?” “Si, le dije, y jamás hubiese vendido su figurita ni por un millón de pesos”. El resto de los chicos me miraron con disgusto. “Pero Señora, así no nos va a querer vender la figurita” respondió el más alto de todos, con evidente fastidio. “Es que las pasiones no tienen precio, no se pueden comprar ni vender”.
Obviamente que volví con las manos vacías y el alma llena.  Pasé por el taller del Colo, le conté lo sucedido. Me miró con desconsuelo. “ Mariana te daba yo los 100 pesos, vos no entendes nada”. Con una triste sonrisa en los labios atiné a decirle “ El fútbol para mí siempre será poesía”. Pegué media vuelta para irme y al bajar el escalón, apoyé mal el pie y me torcí el tobillo, el Colo me asistió enseguida. Lo miré a los ojos “ Te acordás del tobillo hinchado de Diego en el partido contra Brasil en el Mundial 90?”. Asintió. A veces sobran las palabras.  En algún punto los grandes del fútbol nos abren las puertas  de sus decisiones para componer entre todos un  gran poema popular.
Con el átomo desinflamatorio que me dio el Colo para mi tobillo, me fui del taller cantando bajito, con mi álbum completo a cuestas y la figurita difícil apegada a mi memoria…





miércoles, 18 de julio de 2018

Versos respirados


Los versos respiran
la luz
o la oscuridad,
el desamparo
o la esperanza.
Los versos
componen
la melodía
del alma
y en ese statu quo
la negrura
y el amanecer callado
me recuerdan
de la humanidad
su fuego
y las cenizas
que la memoria guarda.
A veces, la poesía
respira
mientras sangra.

martes, 10 de julio de 2018

Calibre soleado


Calibro
los soles
entre los dedos
como si las manos
hacedoras
de letras
impulsasen
el barrilete
de sentimientos.
Nada más justo
que soñar
en el aire
ni más riesgoso
que hilvanar
miradas
en el cielo.

viernes, 6 de julio de 2018

De ensueños y magia




Me gusta leer libros antiguos, especulo sobre la mano escribiente y el siglo que transitaba al momento de determinado texto, imagino las motivaciones y me inmiscuyo en el  modo del lenguaje utilizado. Pero todo estimula a la sensibilidad, incluso aquello que sucede al momento de dormir.
Claro que adormecerse con la imaginación encendida en lo remoto trae como consecuencia ensueños y ridiculeces.
Apoyé la cabeza en la almohada y me puse a pensar acerca del oficio de escribir. Me dormí para despertarme y tomar vida en el mundo onírico. Allí me encontré con otros pájaros como yo conjugando el engranaje de un sueño escrito. Los amateurs también soñamos con millones de ojos leyéndonos,  no cuesta nada y es una tregua que oxigena  la realidad hasta nuevo aviso.
Como les contaba, en el ensueño, el escribiente del tipo H ( pájaro literato) oficiaba de chofer de un pájaro de plumaje vistoso y alto vuelo, es decir ,de un famoso escritor. 
Yo para variar, estaba en “babia” como es común en mí, y me acerqué al automóvil que el chofer había estacionado en la casa de mis sueños.  Abrí la puerta del auto y tomando del brazo en forma fraterna al pasajero sentado atrás, lancé mis reflexiones de vida que nadie me había pedido, con entusiasmo y optimismo, sin siquiera reparar en su rostro.  
Convengamos que el mundo que tiene lugar cuando dormimos goza de una absoluta libertad, además de nutrirse del absurdo.
El caso es que con esmero me puse a corregir un texto ( de palabra) que a futuro sería parte de un libro artesanal. Me divertí con mi propia verborragia, y es más, creo que en un momento sentí el aleteo estimulante del pasajero escribiente que yo no había tomado en cuenta. Todo hubiese culminado ahí, a no ser por la mirada del chofer, divertida y expectante a su vez, y a su pregunta que dio en el blanco “ ¿Sabés quién es él?” y entonces alcé la vista y  lo miré. Sentí pudor. Era un escribiente del tipo Z, uno de los que yo leía, el de sonrisa demorada y voz segura. Me acomodé en mi asiento de lectora, dispuesta a acompañar el periplo o la travesía que se presentase. Así fue como sin mediar tiempo ni espacio, entramos a una Universidad y el escritor famoso, vaya a saber por qué, cruzó un amplio pasillo para retornar rápidamente vestido de otro modo, con un pantalón de tipo chupín color blanco, zapatos puntiagudos similares a los que usan los duendes de los cuentos de niños y un pilotín beige entallado al cuerpo. Me sorprendió su transformación.
Fue por ese simple detalle que comprendí que los escritores Zeta hacen mundos mágicos en un instante. Miré al chofer, que por esas cosas de los sueños estaba sobre una cornisa a punto de batir alas con una crónica nueva y no me quedó más remedio que subirme a ciegas al mundo de palabras para gestar un vuelo raso o iluminar como luciérnaga alguna historia con la esperanza de atravesar las consonantes que a lo lejos convocaban a mi alma. Después de todo, a la magia hay que regarla con trabajo sin olvidar el ensueño que provocan los personajes…

miércoles, 4 de julio de 2018

Libro digital

https://issuu.com/corinamaterazzi/docs/el_foco_del_poeta__final

Caminantes

Todos los caminos conducen a uno mismo, sin dudas, el origen es acuático y luego hay que ambientarse al aire. En el aire uno está en suspenso, no vuela, no levita, no nada. Quizá es una de las primeras frustraciones, saber que además de estar solos ni siquiera es nuestro hábitat. Me gusta pensar que soy "delfina", que el mar es una incógnita en su vientre profundo y que con las letras viajo para acariciar otras almas.Después de todo la pluma es un infinito que suda mundos imaginarios.