La lluvia suena a benévola lágrima, a deleite manso, a canto
acentuado, a oculto río, a frescura del alma. La lluvia liba las penas hasta
convertirlas en cristales que ascienden como bruma de antigua data. Me gusta su
danza, su presencia y sus dones. ¿Será que del agua nacen las emociones magnas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario