En
esta hora
de
tiempos
evanescentes
soy
fugitiva
del
atardecer
y
su nostalgia
abandonándome
a
los sueños
de
ojos abiertos
con
la esperanza
de
iluminarnos
entre
metáforas.
Esas
que traen
unen
e
hilvanan
los
sentires
que
el corazón
en
la insensatez
irradia.
En
el arte
el
infinito
es
un soplo
de
amor
y
muerte
que
renace
aferrándonos
a
nuestro aire.
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