El rostro y sus gestos develan las formas que expresan los sentimientos.
Y corea la risa pura, la sonrisa en silencio, y nos percatamos de que la
inmensidad anida en un ínfimo ademán que penetra en el pecho y atizamos el
mundo con el aliento, a sabiendas de la fragilidad del corazón cuando se eleva
por sobre nuestras testas para irse por otros caminos y ser puente. Y es
entonces donde el valor de la mirada teje puntos invisibles como corrientes que
enfatizan cuánto amor cabe en un gesto perenne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario