Cuando me preguntan sobre Betty Glamur, pienso en la
solemnidad de las cosas aparentes.
Ella era solemne, casi perfecta, dijeron sus viejos conocidos
el día de su funeral. Los del barrio
prefieren recordarla como la pluscuamperfecta. No en relación al tiempo verbal,
obviamente. Es sólo una manera diferente de decir que ella era más que
perfecta.
Betty no solo era una mujer bondadosa, tenía muchas
otras virtudes: hacendosa, puntual, cortés y con un alto grado de lealtad. Pero
no había claudicado a su soledad, y aunque se le conoció varios acompañantes,
ninguno de ellos pudo escribir la historia junto a Betty.
Se la reconocía por la mirada lánguida y su mirar a
la distancia. La desvelaba el paso del tiempo y los surcos profundos que
aparecerían en su rostro, pero para ello faltaba mucho, se repetía a si misma
cada año.
A medida que pasaba el tiempo estaba más delgada, en
ocasiones era afecta a largos ayunos. Una forma de adentrase en sí, comentaba a
quien desease oírla. El caso fue que, de tanto escuchar a sus vecinos
cuchichear sobre su delgadez, comenzó a comprar espejos en forma compulsiva.
Algunos afinaban la silueta y otros la engrosaban, el más divertido la mostraba
cuasi enana y su contrapartida, la denotaba alta y espigada.
Los sentidos no fallan, y era si como cada vez que
le hablaban de su pérdida de peso, ella corría hasta la habitación donde practicaba el arte de las sombras
chinescas, y enfocaba su vista en el espejo que la mostraba rellenita y con
curvas.
Transcurrieron más de dos años y Betty sintió deseos
de correr. Fue así como se la solía ver pasando por las aceras casi como una
sombra, corriendo con los auriculares puestos al compás de alguna melodía que solo ella escuchaba. Y un día de esos que
uno no recuerda, dejó de pasar y ya nadie más la vio en el barrio.
Si bien muchos asistieron a su entierro, otros afirman
que ella no murió y que vive en los espejos empañados de la humanidad.
Los cánones de la belleza siempre han dado que
hablar y Betty Glamur es parte de un
espejo que sangra…
No hay comentarios:
Publicar un comentario