Y recuerdo de la marea, su salobre, y de la cadencia, el
zigzag del viento, y de la profundidad el mayor de los abismos, y del misterio
la forma del asombro. Remembranzas de la mar y el alma. Las imágenes perfumadas
de preguntas que a la orilla no traen respuestas. Y de pronto como si fuese esa
gaviota lejana aspiro al vuelo y nada me intimida, ni siquiera esa inmensidad
cargada de melodías que no comprendo, tal vez porque me gusta escribir versos
de agua en el aire con inocencia.
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