Sobre el tapiz del alma , revolotea una hermosa voz que
porta un par de alas blancas. Colibrí de los cielos antiguos, transparencia que
hila las maravillas que muy dentro viven desde antaño. Será que la palabra se
hizo de aire o tal vez ha sido el aliento del despertar de un ángel. Tan mío y
tan descarnado, tan fresco y risueño como un manantial que juega a sonar entre
piedras y pequeños soles reflejados. Se suspende alado y cosecha incontables
lágrimas, las fervorosas, las ancianas, las nuevas, las primigenias y las
humanas. Dejará el tiempo de las
claridades que, entrañados, reposemos otros lares, o tal vez, será la palabra
anfitriona de la fusión inconmensurable entre la carne, el alma y mi ángel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario