Me gustan las comidas bien condimentadas, las que
huelen a especias. Ese atardecer, grabado en mi memoria, el perfume del tomillo
con laurel y ajo inundaba el aire. Supuse que sería alguno de los vecinos del
complejo edilicio, en plena actividad culinaria. Yo estaba por cocinar carne al
horno, el persistente aroma entrando a través de la ventana generó que recordase
otras especias como el romero, el pimentón, etc. Me dije unas papas con romero
no estarían nada mal para acompañar el plato. Me dispuse a ir por dos o tres
que estaban guardadas en un cajón y en el camino pensé que la vida también se
condimenta. No todos condimentamos de la misma forma ni utilizamos las mismas
especias…Sólo noté que la peor forma de transcurrir es no hacerlo o peor aún ,
usando ingredientes mezquinos. Condimentar con aroma rico la vida es una
singular elección, me dije a mi misma, mientras sonaba una melodía alada en el
aire. Después de todo, la imaginación es un buen aliado cuando de vivir se
trata.
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