La mujer sacudió el cabello con fiereza a modo de despejar
su oscuro pensamiento. Encendió las luces de la casa, preparó sus bizcochos
preferidos, bebió su licor predilecto y se sentó a mirar por la ventana. Todo
el barrio estaba a oscuras, sin embargo la luna parecía iluminarlo. Un fuerte dolor
de estómago se apoderó de ella, intentó tapar la luna con sus manos, cerró la
ventana pero a pesar del esfuerzo realizado, la envidia aún la encandilaba.
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