Era la noche
y estaba
dichoso
el lucero
de ser copioso
resplandor
e iluminó
el infinito
y se aproximó.
Fue inmensidad
en cada pueblo
en cada región
en tus manos
y en las mías
y hasta en la
copa
del sueño
mejor.
Era la noche
y el lucero
a viva voz
clavó
su luz
a los cuatros
vientos
y nos miró.
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