sábado, 22 de marzo de 2014

Ama de las claridades


Salpicaba la noche de sombras y era la luna ama de las claridades. Me detuve en su faz luminosa tras mi indomable periplo noctámbulo. Siempre es costosa la mirada cándida. La noche viva y el sol apagado: una, dos, o mil veces; no importa cuántas. Ya vacila el alma, duda, sangra; luego silencio y eternidad mundanos. Más tarde, un renacer otoñal salpica la noche de palabras y es la luna aún, ama de las claridades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario