viernes, 14 de marzo de 2014

Una noche encopada y angelical - Ana Caliyuri & Guillermo Vidal



Todos esperaban la tormenta de Santa Rosa, parece ser que cuando todos los pueblos esperan esa señal tarde o temprano ocurre. El caso es que hace una semana que está lloviendo y los bares están repletos atendiendo parroquianos humedecidos y aburridos. Pero esta noche es diferente, han dejado en mis manos un llavero que dicen que posee una especial llave. Con ella se permite la entrada de los Angelus, nunca he visto a algún ángel de cerca es por esa razón que acepté el desafío de abrir el Bar de las nubes. Allí estaba la barra repleta de aludos diciendo groserías en lenguaje etéreo, lo que provocaba explosiones y ráfagas de viento que arrastraban los vasos y derribaban las mesas. Pero cuando se peleaban por las diferentes interpretaciones de un dogma la tormenta desatada llegaba hasta la tierra y llovía sin respiro, esa era la tormenta de Santa Rosa.

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