Todos esperaban la tormenta de Santa Rosa, parece ser que
cuando todos los pueblos esperan esa señal tarde o temprano ocurre. El caso es
que hace una semana que está lloviendo y los bares están repletos atendiendo
parroquianos humedecidos y aburridos. Pero esta noche es diferente, han dejado
en mis manos un llavero que dicen que posee una especial llave. Con ella se
permite la entrada de los Angelus, nunca he visto a algún ángel de cerca es por
esa razón que acepté el desafío de abrir el Bar de las nubes. Allí estaba la
barra repleta de aludos diciendo groserías en lenguaje etéreo, lo que provocaba
explosiones y ráfagas de viento que arrastraban los vasos y derribaban las
mesas. Pero cuando se peleaban por las diferentes interpretaciones de un dogma
la tormenta desatada llegaba hasta la tierra y llovía sin respiro, esa era la
tormenta de Santa Rosa.
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