Buceo en un ayer remoto de flores cándidas, de colinas
ensoñadas, de pies ligeros y miradas lánguidas. Ahí yace el pasado de otros
pasados como molino de injustas razones y balanzas vacuas. Ahí estaba yo misma,
prendida al gorjeo de libres almas. Luego, el bramido y el silencio tendieron
sus trampas. ¿Es hermética la razón de las palabras encapsuladas? ¿Es hermética
la pena amedrentada de circunstancias? Nada sabes viajero, nada sabes de los
zapatos que no calzas, ni siquiera sabes que el hermetismo es una lengua
desgarrada. Buceo en las cicatrices del mundo en un día cualquiera o en un día
de junio que mutiló primaveras en campos sin aire.
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