Yo puedo comprender la vulnerabilidad que me rodea. La
fortaleza de mis locos pensamientos atravesando las barreras ignaras. Puedo
hacerme eco del dolor de un grafiti, encerrado en una habitación a expensas del
silencio de su dueño. Es más, puedo abrazarme a la complicidad de viejas
filosofías, o lanzar el dardo de la duda que coronará el vacío de certezas.
Sólo, me es difícil aceptar la insoportable gravedad de vivir en un siglo que
se empeña en salir a la conquista del espacio para hacer lo mismo que hace en
Tierra. Mientras tanto, escribo en la porfía de otros vientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario