Me levanto de mi cama con una extraña preocupación
en los recovecos de mi ser. Ni siquiera alcanzo a ponerme las sandalias o el
pijama, salgo de mi habitación, avanzo por el pasillo, cruzo la sala, la puerta
de mi casa y aparezco en mitad de la calle; camino, no puedo detenerme, aunque
debo llegar rápido a esa siniestra mujer ubicada frente a mí. Ella me sonríe,
se da media vuelta y comienza a alejarse, a correr, la persigo con
desesperación. Ella sabe demasiado de mí, yo apenas sé algo de ella. Quiero
estar a su lado para que finalmente me mire. Ella, decidida, corre tan rápido
como una luz. Se esfuma en la nada. Todo se apaga dentro de mí, por un
instante. Luego, sudado, retorno a mi estado consciente. Nuevamente he soñado
con la parca. Deseaba verle la cara, en ella están muchos seres que he amado.
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