Llevábamos las ilusiones apegadas al sol, el goce de sabernos
infinitos desapegados de la tierra, la sabiduría
en el bolsillo de las convicciones, la mar en la mirada y la lluvia en lo sentidos
más justos y tal vez etéreos,como si eslabonar retóricas y silencios fuese la
trama de esa juventud añeja. Llevábamos el mundo en las pasiones y el viento en nuestra lengua. Yo
lo recuerdo.
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