Me gusta la esgrima verbal, es allí donde la ignorancia
hace esfuerzos para recordar aquello que alguna vez fue saber y donde los
saberes sacan chispas a otros conocimientos. ¿Cuál será el punto exacto donde
la oscuridad asalta a la luz y viceversa? Tal vez es un cóctel de ingenua
reflexión y solapada audacia lo que moviliza al desafío de esgrimir ideas. No
se trata ya de ganar o perder, es mucho más que un balance: es poner a prueba
la lumbre del pensamiento; es hacer uso de la retórica frente a un río que
fluye siempre distinto. Entonces, o nos adaptamos al dinamismo o nos resignamos
a la quietud repetitiva de la nada misma. Hace tiempo que sé de no saber, hace
tiempo que olvido para recrear una perspectiva que me permita caminar en zigzag
antes del jaque mate existencial. Somos piezas que asumen roles, nos defendemos
y nos atacamos, sin embargo, aún conjugando el paradigma de la absoluta
libertad, existe un jaque mate final que nos espera y nos iguala sin
concesiones.
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