Quisiera
ser grande. Quisiera entrar por la Puerta del Imperio en un caballo de metal,
preciso, precioso, enfundado en una armadura de seda. Mis alas de mariposa
saben que soportarán el peso de la carne. El Imperio me amará. Clarita va a
salir a su ventana de cortinas de sándalo, verá la calle de piedra llena de mis
soldados brillantes y se enamorará perdidamente de mis alas. Las pintará de
sublimes colores, colores jamás vistos, matices ignaros que sólo ella conoce de
vidas anteriores en tiempos estelares; le susurrará a los dioses del Olimpo los
secretos que encierra aquello que es soberano. Luego, delineará la ruta de lo
inamovible apelando a la libertad de lo extraordinario; y lo dejará ser como
tantos veces lo ha sido el Amor en tiempos de guerra y hambre. Y ya dejaremos
de sufrir ella y yo; sólo existirán nuestros deseos en el aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario