martes, 25 de noviembre de 2014

Baño de luz inmortal

Preludio
de tormenta
baño
de luz
inmortal:
asístenos
una vez más…
La piel
de estos versos
dibujan
el gesto
de algo celestial.
Mirémonos
en el amor
de las cuatro estaciones
aún a sabiendas
de las cenizas
que hemos de empollar.
La poesía
una barca
y la necesidad
de soñar
es todo lo que llevo
entre las manos
de este mar.

martes, 18 de noviembre de 2014

HIPÓTESIS DE VUELO


No hay nada más molesto que llegar tarde a ningún lugar. En definitiva también es engorroso llegar temprano o con puntualidad a tal lar. El tiempo no existe cuando el camino es quietud, menos que menos es una senda aquello que se devela estático. Intenté más de una vez mirarme en el espejo, no obstante ello, fue imposible divisarme. Sin ruta ni tiempo es factible no ser más que una “nada”; las nadas ocupan espacios, pensé. ¿Acaso seré una Serafina o Serafín? Sonreí en el vacío: veleidades de ángel, me dije , pero nadie corroboró semejante cosa. Entonces, quizá soy sólo un par de alas en reflejo; siento el impulso de cruzar mares y cielos para contemplar el seno de la belleza. La esplendidez me agita. El corazón iluminado en su máximo aleteo: es tiempo de escribir, me digo, mientras un claro esperanzador se mueve lento. Todo es relativo; desde la nada misma se puede resplandecer en absoluto cuando el espíritu despierta. Soy un camino inconcluso, infiero, pero ya no quieto…

lunes, 10 de noviembre de 2014

Sin red

No puedo detenerme, ya es tarde. El pensamiento se hizo palabra hablada. Jack, me miró con ansias. Tal vez, codicia la impronta de mi carácter. A orillas de la mar los pájaros hacen sus libres vuelos, él, mi compañero de picada, es amo de su mente; sin embargo se nutre de frío y tinieblas. Es inexorable su aparición, yo lo sé. Le teme al estribillo de los fuertes. No cualquiera asume el desafío de lo indómito. Es más fácil la tregua de quien nunca estuvo en guerra -pienso- mientras dibujo un cielo límpido. Tras el aire, las nubes se empeñan en caer a tierra. Huele el paisaje a tierra mojada, y todos los emisarios se convierten en lluvia. Es necesario abrazar las pupilas de una buena historia para subirse a su lagrimal y vibrar salado. Se acerca Jack, la lentitud con que lo hace habla bien de la consecución del relato. Es necesario destripar el miedo para escribir sin red.

Extravíos

Cuando en algún lugar del mundo, alguien de la especie (humana) hace de sus actos un periplo dantesco, perdemos todos: los simples, los complejos, los hábiles, los grandes, los pequeños, los instruidos, los oportunos; los enésimos etcéteras. Cuando en algún lugar del mundo, alguien de la especie, devora el fundamento del existir con desparpajo de piedra, el hálito de la humanidad se detiene. La oscuridad suele vestir con pluma de buitre en cualquier continente…

DOMANI


Será el mañana
mar
de frutos
en la neblina,
explosivos
sentires
acurrucados
en el pensamiento
o tal vez
el renacimiento
de árboles líricos.
En el fondo
del cielo
ha de haber
una lira
un pentagrama
y todos los motivos
a la espera
de cadencias escritas.
Entretanto
nos traiciona
la lluvia
desmedida…

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El callejón sin salida

Camino por el borde de la cornisa del imponente edificio. Estoy dispuesta a asesinarlo, claro que no será cosa fácil matarlo y luego huir.
El Dr. Hollystone ha sido de gran ayuda, hasta hoy en que deberé aprender a no escucharlo. No es cosa fácil, él es un hombre convincente, pero estoy dispuesta a hacer caso omiso a sus recomendaciones.
Le tengo vértigo a las alturas y no obstante ello, aquí estoy: agazapada como lince al acecho.
Los transeúntes, al verme en la punta del rascacielos, alzaron sus testas. Seguramente parezco un diminuto punto en el cielo mismo, aunque como ellos, también yo transcurro inadvertida por este lar llamado Tierra.
No alcanzo a distinguir sus delimitados cuerpos ocupando gran parte de la acera. Yo trato de extender mis confines. Los límites los he dejado a un costado de mi cuerpo. Alcanzo a divisar a través de los cristales de un inmenso ventanal al Dr. Hollystone; porta en sus manos un reloj antiguo que pende de una cadena. Lo mueve de un lado a otro, me quiere hipnotizar. Grita varias veces:
—Artemisa, Artemisa, baja de ahí.
Me causa pena el Dr. Hollystone, tan empeñado en cuestiones del ego y el alter ego; aún no comprendió que soy un avatar. Ya hace mucho tiempo que la engullí a Artemisa, ahora voy por Apolo.