miércoles, 31 de julio de 2013

El libro — Cristian Cano y Ana Caliyuri

 
Esperé toda mi vida para leer este libro. En más de una oportunidad tuve que morderme la lengua para no abrir su portada, porque siempre me asaltan unas ganas sobrehumanas de leerlo. Y acá está. La lluvia dibuja la calle empedrada intrigantes caminos mientras dejo la cortina en paz. Hoy no voy a ir sentarme al café, hoy es un especial día. No sé si hacerme un café, tomar agua, brindar con cerveza o simplemente disfrutarlo a boca seca. Decido no tomar nada, me lo beberé a sorbos ,a él, hablo del libro obviamente, es mi manera de embriagarme con el alma de la autora; después de todo tras este libro está mi suerte también. Ella como siempre tan ajena pero tan cercana aún no lo sabe.

lunes, 29 de julio de 2013

Destinada – Ana Caliyuri & Cristian Cano

Él, ajeno al mundo en derredor comenzó a trozar una servilleta de papel, allí había escrito una carta destinada, mas sin embargo, la creyó sin destino. Pagó el café y se retiró del bar cabizbajo. Jane recogió la taza vacía con el platillo; le llamó la atención las interjecciones repetitivas escritas en la servilleta. Juntó los trozos con sus manos y los guardó en el bolsillo del delantal. Esa noche la curiosidad llamó a su puerta y, después de mirar una película apoltronada en su lugar favorito, Jane leyó la servilleta arrugada y rota. Con mucho cuidado la pasó en limpio, sobre una hoja nueva: hasta llegó un momento en el que estuvo a punto de cambiar algunas palabras, pero desistió. La dobló y metió en el delantal. Al día siguiente la dejó junto al café que él siempre acostumbraba. Hasta la firmó con una sonrisa desde lejos.

domingo, 28 de julio de 2013

Renoir y la esperanza – Ana Caliyuri & Cristian Cano

Renoir tenía encendido el televisor en el momento en que el mundo pareció detenerse ante la singular noticia. El periodista, pálido y con incipiente tartamudez, intentó explicar a los billones de televidentes acerca del descubrimiento del siglo: una civilización de ultramar que se consideraba superior a la raza humana había sido avistada. De ellos se desprendía la partícula del amor; sus mascotas eran los delfines. Renoir, desolado y angustiado, pensó en pagarse durante la primavera un viaje hasta allí, Pierre siempre había sido un conservador de las tradiciones y eso mismo lo empujó en su decisión. Fue llevado en travesía por los mismos delfines que él creyó los Bañistas de un mundo por conocer. Cuando pudo acercarse a uno de ellos las partículas se apoderaron de su interior, aunque siguió siendo un acérrimo impresionista.

viernes, 26 de julio de 2013

LIBERTAD

A veces
bastan
sólo detalles
para contentar
el alma.
Entre las altas
risas
y la libertad
de las páginas
elijo
la danza libre
que alimenta
albas.
Tal vez
el paisaje
me mira
absorto
sin comprender
a esta mujer
que hila
signos
en una nube
que anuncia
lluvia
o tal vez nada.

miércoles, 24 de julio de 2013

Lluvia — Cristian Cano y Ana Caliyuri

 Cuando se sentaron formando un gran círculo humano supe que no estaban bromeando y que los pensamientos modelan la realidad. Si las moléculas de agua adquieren diferentes formas al momento de congelarse cuando las exponemos a situaciones variables, quiere decir que los pensamientos moldean la materia. Los océanos varían por la Luna ¿Nosotros no somos un 70 % agua? Cuando comenzaron a cantar sentí que me disolvía entre noveles cánticos acuáticos. Ella, sentada a mi vera, me miró acuosa; de sus ojos parecían salir aguijones de hielo. Celosa, la percibí con odio ancestral. Como siempre mis pensamientos fueron por las espumas de la mar; ahí estaba la elegida;  la besé apasionadamente hasta que sólo fue olas. Nuevamente el dilema entre Hera y Afrodita; ésta vez pensé en la luna y las mareas. Afrodita y yo nos alzamos a las alturas. Hay muchas maneras de ser agua; hoy fuimos lluvia.

Final con sabor a vodka– Esteban Moscarda y Ana Caliyuri



Vos no querés este mundo. Por eso lo atiborrás de pastillas y de infinitas botellas de vodka o vino. Las calles te pesan, te pesan los recuerdos y las caras que saben a placer. Sos un perdedor. Sos el proyecto olvidado de un ángel pelotudo. Pero te quiero, negro. Te quiero con todo el dolor que siento a cada hora que veo tu degradación. Te quiero aún a pesar de todos los pactos que has roto conmigo. Es difícil hacer los trámites pertinentes. Vos sabes negro querido muchos no te creen. Pero, somos amigos ancestrales, amigos de fierro. La última vez hablé directamente con tu mentor. Tenía un par de cosas para decirme. Bueno negro, escuchá; te vine a buscar. ¡No aprendés loco! En el 2023 volvés con alas nuevas y esperanzas. ¡Ah! Tu hado ya me lo dijo claramente: ni sueñes con que atenderás el bar. ¡Chin chin!

ALMA ASCETA/ANIMA ASCETICA


Como cada manada
en el dolor
en la supervivencia
en la esperanza
en el celo
cual extravío
de los argumentos
Y esta levedad
que calurosamente
me abisma
clama
ser prado
alas del viento
mar llena
luces de etcéteras
en el reparo
de mi alma asceta.



ANIMA ASCETICA
Come ogni sgorgo
nel dolore
nella sopravvivenza
nella speranza
nello zelo
quale smarrimento
degli argomenti
E questa lievità
che calorosamente
mi abbatte
chiede
d' essere prato
ali del vento
mare pieno
luci di eccetera
nella riparazione
dela mia anima ascetica.

Trad: Raffaele Serafino Caligiuri


lunes, 22 de julio de 2013

RAMO ENSOÑADO









Dulcísimo
desafío
es caminar
hacia la fuente
donde bullen
las palabras
cual pura chispa.
Ya es hora
de un ramo
flamígero
para entibiar
el siglo.
Ya es hora
de capullos
y soles
con corazones
acrobáticos
para exhalar
una vez más
añejas gracias
en fuga.
Ya es hora
de encender
auroras
que anidan
en el eco
de nuestros ríos.
Definitivamente
un ramo
ensoñado
en la carne
de mi sino.

domingo, 21 de julio de 2013

BOQUEABA LA NOCHE


Boqueaba
la noche
sus notas
huérfanas
la melodía
desigual
de cada luz
en espera.
Boqueaba
la noche
el tañido
afanoso
de la letra.
La gloria
que miente
la obra
incompleta
cual instante
de los ángeles
suspendidos
en la lira
de las miserias.
Boqueaba
la noche
siempre presta
a morir
de ayuno
entre las tinieblas.

Permiso, soy alguien


Primero fue una lluvia fría, luego poco a poco desde el cielo se fueron despegando pequeñas piedrecillas de hielo; pensé en el hombre callejero que no conozco pero que murió anoche envuelto entre cartones. Todos construimos el destino, solía decir mi abuela, sin embargo me pregunto quién desearía construir un destino en la calle con lo lindo que es estar al lado del calor de algún leño, en una cama limpia, con un par de ojos que ofrecen un plato de sopa o guiso o pollo o algo humeante. Ya es demasiado tarde, la temperatura ambiente no deja ni rastros de un perro solo o un pájaro aleteando en la nada. Junto mis bártulos, hoy será una cruda noche; aliso mis cabellos frente a la vidriera, me miro sin compasión ninguna. Sólo me resta esperar el momento indicado para colarme dentro del habitáculo donde se encuentra el cajero automático del Banco. Espero que esta noche la puerta juegue a mi favor; anoche le gané de mano a él y me metí primero aquí adentro; extendí mi vieja bolsa de dormir y me quedé dormido en menos de lo que canta un gallo. Él no tuvo suerte anoche. Lo vi bien retratado en las fotografías de un matutino con un gran titular que rezaba: las bajas temperaturas cobran vidas en las calles. Siempre fui un anónimo y le vuelvo a decir al destino que me deje en paz, no me gusta nada que me fotografíen sin pedirme permiso…

sábado, 20 de julio de 2013

Telma y sus disfraces – Ana Caliyuri & Ada Inés Lerner


Le busca tres pies al gato decía mi abuela con frecuencia cuando alguien le colmaba la paciencia; el caso es que Telma usando su sinnúmero de máscaras llena la paciencia de todo el barrio. A veces juega a ser una santurrona o es una bruja con escoba montando su iracundia en ella; en otras ocasiones se sirve de los oficios de simular ser un hombre y en excepcionales momentos desliza el verdadero motivo por el cual se disfraza. Esa noche la luna estaba llena y comenzó a aullar ¿para atraer a los lobos? Lo logró. Un lobo negro con una mancha plateada en su lomo, fue el primero en llegar: un animal bellísimo de gran porte, en celo, que emitió un largo y temible rugido mientras alejaba fieramente a los posibles candidatos y se concentraba en Telma que alcanzó a huir despavorida del amor que suscitó.

jueves, 18 de julio de 2013

Deseos – Esteban Moscarda & Ana Caliyuri

Quisiera ser grande. Quisiera entrar por la Puerta del Imperio en un caballo de metal, preciso, precioso, enfundado en una armadura de seda. Mis alas de mariposa saben que soportarán el peso de la carne. El Imperio me amará. Clarita va a salir a su ventana de cortinas de sándalo, verá la calle de piedra llena de mis soldados brillantes y se enamorará perdidamente de mis alas. Las pintará de sublimes colores, colores jamás vistos, matices ignaros que sólo ella conoce de vidas anteriores en tiempos estelares; le susurrará a los dioses del Olimpo los secretos que encierra aquello que es soberano. Luego, delineará la ruta de lo inamovible apelando a la libertad de lo extraordinario; y lo dejará ser como tantos veces lo ha sido el Amor en tiempos de guerra y hambre. Y ya dejaremos de sufrir ella y yo; sólo existirán nuestros deseos en el aire.

miércoles, 17 de julio de 2013

FRENESÍ/FRENESIA

No murmures
a la luna
tu frágil sentimiento.
Hay un frenesí
en la lengua
que acalla
sin silenciar
la bermeja huella.
La inercia
es hija
del absurdo
en el tacto
y en la siembra.
No murmures
a lo largo
del sueño,
tan sólo
estrecha
aquello
que brilla
en las venas
cual vorágine
de Cronos
irredento.

FRENESIA


Non mormorare 
alla luna 
il tuo fragile sentimento. 
C'è una frenesia 
 nella lingua 
che zittisce 
senza tacere 
la vermiglia orma. 
L'inerzia 
è figlia 
dell'assurdo 
nel tatto 
e nella semina. 
Non mormorare 
intorno 
del sogno, 
solamente 
rafforza 
ciò 
che brilla 
nelle vene 
quale voragine 
di Cronos 
irredento.


Trad: Raffaele Serafino Caligiuri

lunes, 15 de julio de 2013

Entre soñadores




En el zigzag de una llama se alza la albura del alma. Entre nosotros el hilo que trenza los vientos hasta arrobarnos, entre nosotros la luna escoge su insomnio en el tiempo del naufragio para hacernos inmortales por un instante. Las miradas atemperadas de los anhelos entrelazan sus acentos, nos dirimen, nos aguardan, nos encantan, nos advierten, nos apresan, nos anudan, nos relajan. Es la mañana, o el embriago de la primera hora de la tarde o tal vez un atardecer trashumante, imposible definir cómo es el sol cuando nos abrasa para dilatar los ojos de nuestra sed arcaica.

DESPERTAR

¡Oh si!
En el rayo
luminoso
en el veneno
alado
en las nervaduras
recónditas
en el jadeo
de plata
en el río
bermejo
y en los insospechados
etcéteras
desovamos
el devenir
cual estrella
entre las manos
y recién nacida.

domingo, 14 de julio de 2013

Super paciente - Cristian Cano & Ana Caliyuri

Cada vez que comienza la sesión se cruza de tentáculos y se pone a leer. Mañana se cumplen dos años de terapia y este tipo siempre termina por hacer lo que se le canta: nunca termino por explicarle su problema. ¡dice que lo sabía y no me da ningún margen para ayudarlo! Me refriega en la cara que él tiene dos cerebros y yo uno. Obviamente, él está perturbado; le recomendé que fuese a otro psiquiatra.
—Doctor, usted está haciendo abandono de paciente —me respondió el muy desgraciado, mientras hojeaba una revista de psicología.
En ese instante se me ocurrió la idea de que me acompañase al próximo Congreso de Psiquiatría, como caso testigo; además para que le hiciesen un Ateneo y fuese estudiado. Aceptó encantado. Solo que no sé cómo arreglar el tema de la Conferencia. Me ganó de mano; se anotó para disertar con la ponencia: Dos por uno.

sábado, 13 de julio de 2013

EL HOMBRE INVISIBLE


Buscaba la amistad virtual. Un sol que entibiase su muerta vida. Hojeaba el periódico como era habitual en él, de atrás hacia adelante. Luego leía cualquier libro de ficción que cayese en sus manos; verdaderamente ninguna cosa que lo aproximase a la realidad le hacía bien. Se le atragantaban los logros ajenos, pues estaba enfermo de desamor y envidia. Un día, como tantos otros, decidió abrir la puerta de su mundo reducido e ir a tomar un poco de aire. Se acercó a la librería más cercana a su domicilio, en la batea que estaba en la puerta de entrada se topó con “El hombre invisible” de Wells. Lo miró con cierto desdén; hubiese dado lo que no tenía por hacer desaparecer del mundo de las letras a quienes lo opacaban; tenía un ácido sentido del ego y pensó que quizá desde la invisibilidad nadie sabría que él había sido el gestor de la idea. Cerró el libro, retornó a su casa y luego de leer las producciones de sus compañeros de red social los bloqueó, los borró de su lista de amistades. Ya más tranquilo intentó dormirse. Un cierto estado de incomodidad se apoderó de su esencia; sintió deseos de conocer las reacciones y los escritos de quienes había hecho invisibles, fue entonces cuando se miró al espejo y vio su cuerpo desnudo y golpeado: por enésima vez recordó que ya hacía como un siglo que había muerto.

viernes, 12 de julio de 2013

Ella y él

Él pertenecía a una casta reconocida ,para el barrio un “sangre azul”, un “paladar negro”; un privilegiado. Así lo demostraba su aspecto cuidado y hasta los rebuscados modales que utilizaba parecían indicar su clase y la educación recibida El caso es que nada es exacto y por más que su familia tuviese antecedentes “linajescos” él se enloquecía cada vez que veía pasar a su vecina. Bah…creyó que era su vecina, pero en verdad , era una desmadrada sin casa ni nadie que la sustentase. Ella se lo hacía notar. Cada vez que podía hacía gala frente a su mirada del libre albedrío que la sustentaba. Él, visiblemente turbado, prefería acostarse a dormir. Dos meses fue demasiado tiempo para esperar. Una hermosa noche de luna llena, la casa se colmó de invitados; era el cumpleaños de Sara. Pero a él, nada le importó esa noche. Salió a la calle, con cierto nerviosismo caminó a lo largo de la cuadra, una y otra vez, cientos de veces, incontables veces. Luego, ya exhausto la esperó pacientemente. Ella lo vislumbró desde la esquina. Con una loca carrera y en cuestión de segundos, estuvo junto a él. Juguetearon , se olfatearon, se aparearon. Después de todo ¿ a quién le podía importar que él fuese un Samoyedo y ella tan sólo la loquezna perra callejera?

miércoles, 10 de julio de 2013

HILOS DE AGUA


Cruzando
las regiones
no develadas
los hilos de lluvia
avanzan.
Se mecen
como si su voz
torrencial
Y eterna
fuese el lenguaje
que une
nuestras áureas.
Con sigilo
hilo
los hilos de lluvia
que con alegría
besan las almas.

El pasacalle - Ana Caliyuri y Cristian Cano



Esperar, recordar y olvidar, así rezaba el pasacalle que esa tarde dejaron extendido a la vera del ventanal de mi casa. Maldecir o no el honor de que alguien se hubiese fijado en mi después de aquél memorable cuadro del cual prefiero no acordarme, es harina de otro costal. Siempre creí pasar desapercibido en el barrio; si bien soy cortes y saludo, estoy casi seguro de conservar mi estirpe ermitaña. Pero, ese pasacalle habla de mí, yo no quiero recordar y tampoco puedo olvidar por completo y se nota a la legua que en algún lugar están deseando reparar en una conclusión: con esas palabras bien pudiesen haber puesto Vida. Olvidar es morir y recordar es traer a la vida, pero esperar... creo que en esperar reside una clave. Contemplar y esperar es la llave al entendimiento, sí. No desesperemos. Espero que muchos lean ese pasacalle.

domingo, 7 de julio de 2013

FARO

La vida te sorprende, te saca del eje, te despeina, te cubre de arcilla, te socava, te labra, te magnetiza, te rearma,te volatiliza  y escoge de ti mismo aquello que entre nieblas  se percibe como el aire abierto que hurga en la esencia misma. A veces, siento que somos la médula de un faro intermitente que puja su luz entre la eternidad y lo efímero.

sábado, 6 de julio de 2013

— El dibujo — Cristian Cano y Ana Caliyuri



Cuando cierro los ojos los monstruos me acosan. Siempre se lo remarco a mi psicólogo, pero terminan interesándole otras ideas que no tienen absolutamente nada de importancia. Le propuse hacer unos dibujos y fue por esto que se horrorizó por primera vez: se acercó a mi boceto como lo haría con una criatura desconocida. Con un caminar ralentizado y dejado en una contemplación eximia pudo ver el trazo en el instante en que se desprendía del papel. La línea roja se convirtió en cuerda y arrastrándose como un gusano se subió por el brazo del psicólogo. Luego, un sol negro de siete patas se le atravesó en la garganta. ¡Menos mal que yo estaba allí! Estrujé el papel donde estaban los dibujos y lo lancé por la ventana. Hoy fui a sesión; me dijeron que el psicólogo ya no atendía; está enfermo, parece que no puede cerrar los ojos…


Impaciencia


La impaciencia carcomía mi cerebro, de tanto en vez, con esfuerzo, lograba detener algún pensamiento para explorarlo. Aunque normalmente la impaciencia lo dejaba raído a la vera de otro pensamiento que, por supuesto, no culminaba su proceso pues el virus de la impaciencia lo destruía. Una especie de intranquilidad lingüística era el síntoma. Ese día de primavera, por error entré en la Galería. Allí estaba él. Algunos, a escondidas, le sacaban fotos o lo toqueteaban un poco. Por primera vez no me sentí impaciente. Él nunca se enteró de mi fortuita curación, tampoco creo que me hubiese escuchado. Me quedé a su lado hasta que la Galería cerró. Luego, ya en la calle, supe que había estado allí, pacientemente, por espacio de más de ocho horas. Un pestañeo de tiempo, pensé. Cuando le relaté lo sucedido a un amigo, me miró con gesto divertido, para luego agregar:
—¿Estuviste ocho horas al lado de una estatua?
—Por supuesto —le respondí, un tanto incómoda—. Al principio tuve palpitaciones, pero luego, me transporté a su tiempo y creo que viajamos juntos.
—Eso que te sucedió se denomina Síndrome de Stendhal.
Obvio que no era cualquier estatua, era el “David” de Michelangelo. La belleza cura la impaciencia. Mi amigo no pudo comprenderme. Hace pocos días me encontré con su esposa en el andén de la estación de la línea Cero. Charlamos de bueyes perdidos, del virus de la impaciencia y finalmente me contó que tenían programado un viaje a Grecia pues su esposo, mi amigo, deseaba conocer a la Venus de Milo…

jueves, 4 de julio de 2013

Máscaras


En la visión
menos desnuda
una máscara
de ser humano
prueba
los contornos
de la mar
hasta que el oleaje
es la voz aguda
que dedica
su memoria
a lo fugaz.

Maschere 

Nella visione 
meno nuda 
la maschera 

di un essere umano 
prova 
i contorni 
del mare 
fino a che l'ondosità 
è voce acuta 
che dedica 
la sua memoria 
alla fugacità.


Trad: Raffaele Serafino Caligiuri

miércoles, 3 de julio de 2013

Un gusto para el corazón – Ana Caliyuri & Ada Inés Lerner

Un gusto para el corazón – Ana Caliyuri & Ada Inés Lerner



Ella recordaba tiempos idos, tras la ventana. Sabía que hay cosas que no retornan y aunque sus nietos revoloteaban a su alrededor para animarla, igual se sentía triste. La nieta mayor tomó cartas en el asunto y se apareció ese lunes con un libro bajo el brazo. Marta sonrió al ver el título: “Un gusto para el corazón” rezaba el mismo; lo tomó entre sus manos y lo acarició, luego alzó la mirada y con un dejo de satisfacción le contó a su nieta la ruta de ese libro, del libro de fotos de su luna de miel, “cuando el abuelo era piloto de naves espaciales y volamos al planeta Venus, llamado así por la diosa romana del amor, de tipo rocoso y terrestre, y recorrimos múltiples estrellas, gestamos nuestros hijos y cuando regresamos los trillizos – tu papá y las tías – ya estaban en edad escolar”