domingo, 25 de agosto de 2013

Recetas del periódico



La ciudad de Jaijurimen es un privilegiado lugar en el mundo para asentar una familia. El artículo periodístico publicado por un conocido periódico matutino, escrito por un archiconocido periodista, aseveraba tal cosa. En verdad, era un buen destino, parece ser que en ese mentado lugar  marítimo el agua hierve a ciento veinte grados (dicen) o sea que allí tendré menos posibilidades de quemar la comida (cabe destacar que me he doctorado en el arte de la quemazón);el tiempo, las pasiones y yo no nos llevamos muy armónicamente bien que digamos. Decidimos con la familia ir un par de días a Jaijurimen para conocer las bondades de ese lugar paradisíaco. Viajamos con cierto recelo, no todo lo que dicen los diarios existe , mejor dicho casi nada de lo que ellos dicen es; pero mi familia de origen italiano ama la pasta y no precisamente el engrudo de spaghetti al que suelo someterlos, razón por la cual le dieron cierto grado de credibilidad a la nota leída con el afán de comerse unos spaghetti al dente.

 El departamento que alquilamos para el fin de semana era pequeño, la pava lustrosa sobre la cocina invitaba a calentar agua para tomarse unos ricos mates. El tiempo es esa nebulosa que se instala en algún lugar del cerebro; las caras largas dada la espera para que se calentase el agua me dieron a entender que era mejor unos mates tibios que una inflamada espera. Luego, llegado el mediodía, quise cocinar los spaghetti; me salieron a punto paquete, o sea, casi crudos; hecho este que tornó la ilusionada jornada en evidente malhumor colectivo. Al regresar a mi casa de siempre, pensé que todos tenemos un lugar en el mundo que cuaja o no cuaja con el alma, que algunos cocinan sus deseos en las cocinas de otros, que las recetas para vivir son caldo de cultivo de este siglo y que definitivamente los spaghetti pasados de cocción son un sello que me identifica.

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