miércoles, 2 de octubre de 2013

COMBATE

 
No le cuentes a la historia cómo es la oscuridad dentro de una noche perra. Haz de tu combate la sombra más tangible, le dije. Ella rió como ríen las criaturas sin corazón; la carcajada honda e inquebrantable me estremeció. 
Es obvio que la tangibilidad de la sombra dependía de mi cuerpo. Arrancarla de muy dentro para que se pudriese en la cavidad más profunda era mi desafío. Ella siguió riendo, y mi alma deshilachada de grito y harta de su esquila, la enfrentó. Tomé dos sorbos de agua, me lavé la cara y me miré al espejo una vez más. Estoy decidida a no dormirme si persistes en hallarme, le espeté. Luego, volví a mi sueño profundo y en un rincón de la mente comencé a diezmarla. Aún estamos en combate, a veces gano yo, a veces ella. La pesadilla me reconoce su dueña, pero aún no he matado la sombra que la sostiene.

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