miércoles, 12 de febrero de 2014

Castigo del ave – Carlos Enrique Saldivar & Ana Caliyuri

Nunca me había pasado antes, pero esta noche sentí deseos de subir a mi azotea, sentarme y atisbar el cielo estrellado. Me dije que las posibilidades de ver un OVNI eran casi nulas; no obstante, seguí mirando durante una hora, dos horas, y allí apareció: era una especie de pájaro pequeño, luminoso y bello. Venía hacía mí con rapidez. Me preocupé, quizá el ave acabaría conmigo porque cometí el grave error de verlo sin sentir miedo. Aleteó sobre el tejado de la casa lindera, se posó a metros de mí; apuntó con su luz hacia mis retinas. No supe cuánto tiempo duró todo esto. Cuando quise reaccionar, el ave se introdujo por mi boca, revoloteó por mi paladar, cosquilleante. Me embargó un suave sopor. En cuanto desperté del letargo, corrí hacia el espejo del baño. Mis ojos brillan como dos soles, pero mi boca se niega a hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario