sábado, 8 de octubre de 2016

Cosas de la pluma


Me apasiona saber que todo se asemeja a una serie de imágenes que les doy vida. Claro que también las detengo, las oscurezco, las atosigo, las enveneno, las maltrato, las acaricio, las beso, las revivo , las huelo. Las convoco, las identifico, las visto, las hago latir junto a mi latido. Las penetro en toda su dimensión hasta desarticularlas como si fuesen un holograma de mi vecindario.
Supongamos que estoy escribiendo y mi mano tiembla al son de algún dolor , al compás de un renacimiento; supongamos que es una historia de amor y desencuentros, y que ellos existen y suben a la superficie de esta blanca hoja y me susurran sus segundas intenciones y yo, libre de ataduras desvisto mis intenciones y entre ellos y yo nace un todo que no limita mi esfuerzo.
Supongamos que ese cuadro móvil, me libra de la quietud y el acartonamiento, entonces, abro la puerta a una historia que a cada segundo me lleva y la plasmo a sabiendas de que estoy y no estoy entre esas letras. Luego, todo es cuestión de un arcano que a veces compongo con mi mente, mientras mi corazón, inefable, cree. Y es asi como algunos personajes de ficción saben tanto de mi como yo de ellos, cosas de pluma y libertad añeja.

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