Demasiada
sangre,
demasiado
olvido,
demasiado
dolor,
demasiadas
pesadillas,
demasiada
postergación.
Demasiados
fantasmas,
demasiada
tiranía,
demasiado
espanto,
demasiado
tiempo,
demasiado,
para cantar
la
claridad
de lo
puro
en un
copón
de
alegría.
Y aún
a fuerza
de coraje
siempre
es
demasiado
acento
para
una sola vida.
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