sábado, 2 de enero de 2016

Una viajera silenciosa

Sailen es una desconocida viajera intergaláctica. Lleva centurias de experiencia en vuelo solitario. Su nave de carga, cruza tiempos y distancias para alivianar el peso de las almas en duda y luego, invariablemente retorna al planeta Tierra. Algunos comparan a la mujer con Caronte el barquero de Hades, ese que cruzaba de una orilla a otra a los difuntos , pero ella dista de semejante comparación pues nadie ha podido corroborar que su nave estuviese tripulada por vivos, muertos o almas en pena. Solitaria por naturaleza, solía pensar que nacía una y otra vez por espacio de cientos o miles de veces, tan solo para aprender el carácter emblemático de la concepción de libertad que llevaba impreso en sus células. El silencio no le silbaba los oídos y tampoco la quietud la inquietaba. Acostumbrada al aire puro del Universo era una errante dichosa, las palabras tendidas entre luces no necesitaban de sonidos ni de acepciones desencontradas. Se embriagaba de mudez y en su faz más humana era una pudorosa incomprendida en cualquier siglo que descendiese a Tierra. Sin embargo, el destino que todo lo iguala, le confió la tarea de sociabilizar a otros silentes como ella. Estaba en tal menester cuando descubrió un valle de luces en plena algarabía. La risa es buena compañía, elucubró. Nuevamente en Tierra, dijo Sailen, mientras la nave se desintegraba. Una melodía celestial tomó fuerza y el ritmo del Universo se concentró en el corazón de Sailen que comenzó a sonar en doble percusión. Alguien más estaba allí. Desde siempre los silencios tienden a encontrarse cuando portan alas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario